Esta semana falleció el artista Tussel Caballero, escritor que destinó gran parte de su vida al desarrollo de la literatura en la Región de Atacama. Un hombre que marcó el inicio en las letras de muchos autores actuales de Copiapó y del resto de nuestra zona. El presidente de la Sociedad de Escritores de Copiapó, Fernando Rivera, nos comparte una reflexión y aspectos de su vida para destacar la obra y trayectoria de este poeta que nos dejó.
Por Fernando Rivera Lutz
En el marco del histórico momento que vivimos, necesariamente requiero una pausa, para reflexionar sobre este mes de octubre, tan esperanzador, pero también de desconsuelo. Han partido de este mundo, con mínimas separaciones de tiempo, tres personas ligadas por amor y vocación al mundo de la literatura. Todas ellas impregnadas de pasión por la palabra y sus múltiples articulaciones. Sergio Gaytán Marambio, antofagastino, académico, gestor cultural, crítico literario, pero por sobre todo, un intenso rastreador y atento observador del acontecer literario del norte de Chile. Siempre estuvo en su agenda, el quehacer literario copiapino, le unían lazos familiares acá, por tanto, no era ajena su presencia en nuestra ciudad de cuando en cuando, imponiendo a veces sus criterios, que podían gustar o no, pero los expresaba, dejaba su huella y opinión, cuestión que se agradece, en estos tiempos en que pareciera en que la crítica literaria muchas veces se conformara con exposiciones sosas, sin compromisos reales.
A poco andar los días, recibimos otra infausta noticia, en Vallenar fallece el narrador, poeta, gestor cultural y editor Juan García Ro. (Rodríguez). Un gran tipo, afable, siempre dispuesto al dialogo, de sonrisa cómplice y de un discurso siempre esperanzador. Juan, dejó Copiapó hace muchísimos años y se radicó en Vallenar, donde llevó adelante un hermoso proyecto de editor publicando en su editorial “Mediodía en Punto” a numerosos escritores regionales y nacionales, así como su propia obra. Una acción, sin duda quijotesca, pero que realizaba feliz, por su compromiso con la literatura. Compromiso además creativo, en que deja su impronta en las temáticas que siempre desarrolló, ligadas fundamentalmente a la denuncia social y al amor. No me cabe duda, que quienes conocieron a Juan y recibieron su concejo como incipientes escritores, o quienes se dieron tiempo con él para comentar las condiciones de vida de los pobres y humildes de esta tierra, o para recriminar, como lo estampaba en su muro de Facebook, las políticas aberrantes del actual gobierno, digo, quienes lo conocieron, permanecerán por siempre con el recuerdo de Juan.
Luego, fuimos nuevamente golpeados con otra noticia. Fallece don Tussel Caballero Iglesias. Poeta, narrador, historiador, cronista, columnista, fotógrafo, hombre queridísimo en Copiapó. Autor de obras que están en el imaginario colectivo de Atacama. “y era celosa la luna cuando los hombres bajaban/ buscando vino y amores / la luna triste quedaba /.. versos construidos en el silencio de esta pampa nortina, que lo vio nacer allá en la llamada Mina Vieja, de Potrerillos. Don Tussel, un excelente conversador, enamorado de su paisaje, su gente, su terruño, la historia local, el material de toda su obra, a mucho orgullo, decía, jamás, mis cuentos, mis poemas están situados en otros ambientes que no fueran la región de Atacama, incluso su fotografía, sobre la cual destacaba la belleza del blanco y negro.
Toda región, en su marcha, tiene figuras icónicas, don Tussel entrará en ese Parnaso. Quizá en otro momento, hablaremos del Tussel creador, historiador, etc.. mi pequeño homenaje ahora va en un recuerdo: éramos jóvenes y como todo joven, rebelde, insumiso, agitado además por tiempos de lucha anti dictatorial, por tanto, poco menos que había que quemar y aniquilar todo. Cabía allí también entonces, mi discurso anti literario, anti académico, anti costumbrista, anti lirico, anti lárico, anti todo, en realidad. Exponía mis ideas con vehemencia a Tussel, él intentaba aplacar esa ira, con la cortesía y la caballerosidad que lo identificaba, intentaba y acaso era creíble, su real interés por la poesía que hacían los jóvenes en la época. Lo más probable, es que no me haya quedado nada de lo que me dijo o decía, nuestros caminos fueron muy disimiles, pero el rostro enternecido de Tussel, comprensivo y agudo a la vez, con que me miraba, no se me ha borrado, ese rostro, de esa época, lo guardo, como la mejor fotografía en blanco y negro que pudo tomar.
Hombres nacidos para y por la literatura, hombres llenos de humanismo, hombres que nacieron para dejar una huella en el canal en que uno quiera conectarse, hombres de palabra.
Ojalá, que ahora, desde donde estén, perciban lo que está pasando en el país, multitudes que exigen, dignidad, humanismo, consideración, adjetivos que estuvieron permanentemente en sus textos, y que ahora se alzan frente a la ignominia y el terror. Que el respiro de esa masa llegue a ustedes, gente de bien y los abrigue en la eternidad.