En la siguiente columna se aborda el tema del lenguaje inclusivo y qué es lo hay detrás de la resistencia a los cambios del lenguaje y su vez lo que invita a ver con menos severidad a las posiciones que dinamizan las palabras, que lejos de estar fuera de lo gramatical, invitan a repensar la estructura que nos determina en las palabras. Una columna del periodista David Ortiz que nos dice: «En este conflicto el NO tomar partido NO da lo mismo. Ese mundo dividido muestra una fisura en lo más central de nuestro lenguaje: su herencia imperial romana».
Por David Ortiz Zepeda
¡A tomar partido! Entre militar RAE o militar E, simpatizo E, porque el mundo no se divide solo en dos grupos. En medio de una tertulia, conversando en la micro o a veces en un simple meme, suele aparecer alguien que define el mundo binariamente con este conjuro que abre un universo de posibilidades: “el mundo se divide en dos:” y luego añade cualquier cosa a ese esquema: “… inviernistas y veranistas, cat lovers o dog lovers, pro ñuñukis y rechazo ñuñukis”. En esta línea, más de alguien habrá confrontado dos posiciones aparentemente irreconciliables como lo son la militancia por la RAE o la militancia por la E. En ese sentido, con cierto amarillismo, me declaro simpatizante por la E. Porque la militancia RAE no es que no entienda la otra postura, sino más bien, que no quiere aceptarla. Hay un incluir nuevas identidades y otro que busca excluirlas dentro de los dominios del imperio de la lengua castellana.
En este conflicto el NO tomar partido NO da lo mismo. Ese mundo dividido muestra una fisura en lo más central de nuestro lenguaje: su herencia imperial romana. Militar en la RAE es sumarse a un lenguaje emanado de un orden patriarcal. El español es un latín más moderno, es nuestro patrimonio, y viene de la patria romana. El jefe de la unidad esencial romana, la familia PATRICIA, siempre era el hombre, un señor muy señor, descendiente de las deidades. El padre de familia, jefe y sujeto central de toda forma de pensar, asociarse y vivir. Roma aeterna. En 1713, en el Imperio Español instituyeron esta magistratura para normar lo que era impresentable: una lengua viva que andaba mutando y TRANSformándose por aquí y por allá. Las formas indefinidas debían ser contenidas y cuidadas de manera policial. Dotar de murallas al imperio de la lengua, de esos barbarismos que amenazaban con destruirla.
Militar en la E es precisamente develar una contradicción en el centro del imperio, la ausencia de lo neutral. Rastreando hacia atrás, muy atrás, antes de que hubiera estados e instituciones, la recuperación de lenguas muertas devela que existió un género neutro, anterior a las relaciones de propiedad y poder en los orígenes prelatinos. La neutralidad estaba dada por una esencia un poco más unitaria e integral. Esa legua indoeuropea. Militar en la E apunta precisamente a que la esencia es muy diferente de lo que se evidencia. Ni masculino ni femenino. Militar en la E, es tomar partido por ser neutral como contenedor sin forma. No son murallas, sino límites imprecisos de una región para habitar. Como simpatizante lo digo, no como militar ni como militante. Me gusta ver cómo se puede boicotear las estructuras rígidas de un idioma que pone primero al hombre y luego a todas las posibilidades de existencia aminorada. La plebe de las letras. ¿Cómo? Abriendo un nuevo espacio, fuera del control de la élite. Simpatizo con esa postura, la de forzar el lenguaje para que los campos y viñedos de las letras permitan frutos para la barbarie.
Hasta ahora el imperio de la palabra se dividía en dos géneros que se definen por su denominación con a en lo femenino o con la o para la denominación masculina. No se puede dividir en tres: con una E invasora. No, eso es cruzar la aduana y desafiar algo muy sacro. ¿Tercera vía? Simpatizante de la militancia de la E. Hacer un esfuerzo por hablar sin género. Los militantes de la RAE dicen que no pueden entender por qué se da el cambio. Pero claramente la TRANSformación social, valores y la posibilidad de que no haya sólo un tipo de ciudadano en el imperio del sentido. Se pueden concebir más diversidades. Para esta militancia esa idea no es algo incomprensible, sino algo que NO pueden aceptar.
Aunque no vayas a hablar en lenguaje inclusivo todas las veces, ¿por qué te resistes?. Hay que tomar partido, resistirse o aceptar. El mundo no se divide en dos: los hombres y las mujeres, hay una multiplicidad de identidades y todos Estamos en la E. Los puntos cardinales son tres: norte y el sure. Como decía Vicente Huidobre.